Wednesday, August 23, 2006

Culpa de los rusos

Lo habrán leído seguramente en El Mercurio de hoy miércoles veintitrés, páginas seis y siete del cuerpo de deportes. Aparentemente, dos jugadores del Santiago "Chago" Morning fueron tentados con veinte mil euros (unos veintidós mil dólares) para que se dejaran perder por tres tantos contra cero en el match disputado en contra de los cruzados. Detrás de esta iniciativa (muy al estilo legislativo) se encuentra la bancada de la Mafia Rusa que, motivada por las apuestas, intentan congeniar el azar de los resultados deportivos con sus preferencias económicas. Qué tendrá que ver esto con el Desorden, se preguntarán Vds., queridos lectores, y más aun: cómo puede afectar esto a una fiesta organizada por el Desorden. Pues bien, el Desorden estaba auspiciado por una organización rusa de reciente llegada a esta angosta franja de tierra, que se ponía con el monto y el vodka para la fiesta de los cien días de existencia del Desorden, recuperando el dinero a través de una módica entrada (otra apuesta, suponemos). Nos enteramos, igual que Vds., que los fondos de los que disponían estos rusos provenían directamente de las apuestas de un partido de tenis del circuito de veteranos (seniors, como prefiere el papá de Marcelo "Chino" Ríos), en el que un jugador de esa nacionalidad se había dejado perder. Ya no disponemos del monto. Tampoco del vodka.

Thursday, August 10, 2006

Altruismo revisado.


Posteado en cancelamos la fiesta.

“Y la guerra, el trabajo productivo y enérgico, la ayuda al prójimo… todo eso no me parece más que el fruto de una falta de pudor.”

Bernardo Soares (Fernando Pessoa)

De un tiempo a esta parte han proliferado, con igual rapidez que las realidades que intentan erradicar, la más amplia fauna de instituciones que tienen por objetivo la ayuda social. Jóvenes desinteresados se alistan prestos en estas huestes que, si bien no prometen la salvación, ofrecen al menos la alternativa cierta de interactuar con el sexo opuesto sin siquiera gastar una gota de Pheroline. Y de paso, se sienten mejores personas…

Milton, ese nobel caballero al que la vida no pareciera ofrecerle misterio alguno, vería en esta actividad un mercado simbólico: el voluntario racional dedica tiempo y sudor para recibir por ellos un bien que considera de igual o mayor valor: sentido de la vida. Si hacemos caso omiso a la evidencia y creemos que, en realidad, la razón para emprender tan tediosas labores es el amor al prójimo, entonces, la recompensa que se recibe por el mentado esfuerzo, sólo puede pasar por una pequeña satisfacción personal que los hace sentir mejores personas. La accion solcial, les da, en cierta medida, un poquito más de ese esquivo sentido de la vida. Este nuevo commodity es un activo hasta el momento ignorado, pero que pronto, el Desorden especula, será transado en los grandes mercados con la misma liquidez que el cobre, o la palta hass a granel.

Se sabe ya algunos bienes que tienen un alto valor agregado de sentido de vida (hijos, familia, iglesia son algunos de los ejemplos más recurrentes en la literatura comparada); asimismo, las actividades tienen un potencial diferenciado de sentido de la vida -nadie puede negar el oficio de un cardiólogo de infantes puede dar más sentido de la vida que el que le da su oficio al proctólogo). La ayuda social, ese amasijo de intenciones varias que visto desde afuera se aparece como virtud, es, desde este punto de vista, equivalente a cualquiera otra actividad que provea una igual o mayor cuota de sentido. Como ser famoso (o leído), o musculoso, o pechugona…